Es la Virgen por antonomasia, es la Virgen señera que introdujo la virginidad perfecta sin ejemplo anterior y que produjo por la fuerza virginizante en los que la aman y sirven, pléyade de vírgenes varones y mujeres en veinte siglos, con una fuerza indoblegable como una placa tectónica, contra todo avance del pansexualismo, permaneciendo «en todo caso místicamente eficaz»[3] aún en medio del erotismo devastador[4]. ¡Huerto cerrado!, ¡Fuente sellada!, ¡«Milagro de los milagros»[5]!
Es la Mujer de más verdadera fama de toda la humanidad: «¡Bendita tú entre las mujeres!» (Mt 1,42), «Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí» (Lc 1,48-49)[6].
En la plenitud de los tiempos no sólo unió a si al Hijo de Dios al darle carne y sangre como Cabeza del Cuerpo místico, sino, además a todos nosotros los miembros de esa Cabeza, ¡Madre de Dios!, ¡Madre de la Iglesia! ¡Cuello que une la Cabeza a los miembros y viceversa!
Durante su vida en este mundo mucho le tocó sufrir, ¡Panoplia de 7 espadas!
Al pie de la cruz, estando la Virgen de pie, públicamente se manifestó lo que había ocurrido en la Encarnación cuando el Hijo le encomendó a todos los hombres y mujeres del mundo, en la persona de San Juan: «Mujer, he ahí a tu hijo» (Jn 19,27), ¡Genoma de toda la humanidad redimida!
La devoción a María es «Charta libertatis» dice San Efrén[7].
¡Llama de fuego y viento! ¡Asunta: Un cuerpo de mujer está en el Cielo! ¡Reina! Formadora de los santos de los últimos tiempos, ¡Tsunami de gracias! Será cuando serás más conocida que nunca[8]. ¡Amén de amenes![9].
Sabes quienes somos y que te necesitamos. Somos tus esclavos en materna esclavitud de amor, que queremos hacer todo «por María, con María, en María y para María»[10].
[1] Cfr. San Luis María Grignion de Montfort, Tratado de la Verdadera devoción, BAC Madrid 1954, 23, p. 448, (cit. VD); id, 1984, 23, p. 281; Ediciones Montfortianas Colombia 2003, 23, p. 371.
[2] Cfr. VD, 52.54, p. 469-471 y passim.
[3] Pablo VI, Exhortación apostólica Evangelica testificatio, 14.
[4] Cfr. Beato Pablo VI, 4, del 4 de mayo de 1970, A.A.S., 62, 1970, p 429. (Hay alrededor de 34.000 monjas contemplativas en el mundo de hoy- mayo de 2018- y unos 400.000 célibes).
[5] San Juan Damasceno, Orat. De Nativ. B.M.V., llama a María «Miraculum miraculorum» (PG 96,675).
[6] Hoy día podemos hablar de la geografía mariana del mundo: megápolis llevan su nombre como Buenos Aires, capitales como Asunción, ciudades, pueblos, grandes Santuarios (en Italia unos 1.800), iglesias, capillas, ermitas, hospitales, plazas, parques, calles… (En España se la conoce con más de 30.000 títulos).
[7] «Carta de la libertad», Orat.de laudibus Virginis; cit. VD, 40, nota 44, p. 458.
[8] Cfr. VD, 55, p. 471.
[9] San Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 55: «Hay una analogía profunda entre el fiat pronunciado por María a las palabras del Ángel y el amén que cada fiel pronuncia cuando recibe el cuerpo del Señor».
[10] Cfr. VD, 258-265, pp. 579-584.