Presentación de la Colección

CONTENIDO Y PRESENTACIÓN DE LA COLECCIÓN LA PURA Y LIMPIA CONCEPCIÓN DE LUJÁN

Con ocasión del 35º aniversario de fundación del Instituto del Verbo Encarnado (acontecida en el año 1984), del 20º aniversario del “Proyecto Virgen de Luján” en nuestra Familia Religiosa (año 1999), y estando en el umbral del IV centenario de la llegada a la Argentina de la Imagen de la Pura y Limpia Concepción del río Luján y de su primer milagro (año 1630), los miembros de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado hemos querido ofrecer a Nuestra Señora esta colección en su homenaje.

Se trata de una nueva edición de cinco obras fundamentales sobre la historia de nuestra Señora de Luján, cada una de insustituible valor, que publicamos en tres volúmenes, de los cuales uno está constituido por dos tomos. Cada uno de los volúmenes contiene una presentación del contenido y de los autores, como también de la metodología de trabajo utilizada en cada caso. Se trata, en efecto, de obras bien diversas, escritas por distintos autores y en diferentes momentos históricos.

  1. El primer volumen, que hemos titulado Crónicas antiguas de Nuestra Señora de Luján, contiene tres escritos:

– La relación del Padre Pedro Nolasco de Santa María, religioso mercedario, que hemos titulado Crónica breve y concisa. Fue escrita en el año 1737 por pedido de un tribunal eclesiástico constituido después de una visita canónica al santuario de Luján, con la finalidad de recoger testimonios que diesen consistencia documentada a los hechos acontecidos allí, tanto respecto al origen de la Santa Imagen como a sus milagros y a su culto, y que eran conocidos hasta ese momento por tradición oral.

– La Historia verídica del origen, fundación y progresos del santuario de la Purísima Concepción de Nuestra Señora de la Villa de Luján, escrita alrededor de 1780 por el Padre Antonio Oliver, misionero franciscano, y ampliada y publicada por el presbítero Felipe José Maqueda en 1812.

– El estudio del Dr. Raúl Alejandro Molina, miembro de grado de la Academia Nacional de Historia de la Argentina, titulado Leyenda e historia de la Virgen de Luján, publicado en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Año XL, Buenos Aires 1967, págs. 151-197.

  1. El segundo volumen, presentado en dos tomos, contiene la magnánima obra del Siervo de Dios Padre Jorge María Salvaire, de la Congregación de la Misión, titulada Historia de Nuestra Señora de Luján. Su origen, su santuario, su villa, sus milagros y su culto, publicada en Buenos Aires en 1885 en dos tomos. Se trata de la primera historia completa y ordenada de los hechos sucedidos en Luján hasta ese momento, como señalaba el entonces arzobispo de Buenos Aires, Mons. León Federico Aneiros[1].
  2. El tercer volumen contiene la monumental obra Nuestra Señora de Luján. Estudio crítico-histórico 1630-1730 escrita por el gran historiador de Luján, Mons. Juan Antonio Presas, y publicada en Buenos Aires en 1980 con ocasión del 350º aniversario de la llegada de la Santa Imagen a la Argentina. Se trata de la obra más importante y documentada que se haya publicado sobre los primeros cien años de la historia de Luján. Tal era la finalidad del autor al emprender su exhaustiva investigación, pues a partir del año 1730, con la creación de la parroquia de Luján, entre otras circunstancias, la historia resulta mucho más documentada. La nuestra es la segunda edición de este admirable estudio de Mons. Presas.

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La publicación de la colección La Pura y Limpia Concepción de Luján ha sido preparada por un equipo de sacerdotes y hermanas de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado.

Desde el punto de vista metodológico, hemos trabajado de manera diferente en cada obra, como se indica en la presentación de cada volumen, pero respetando íntegramente los textos de los autores. Hemos unificado en todos los volúmenes, en cuanto ha sido posible, el modo de citar y la diagramación del texto, y hemos actualizado algunas de las ilustraciones.

Con esta publicación los religiosos de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado queremos rendir un homenaje a Nuestra Señora de Luján, Patrona de nuestros Institutos[2], de la cual somos eternos deudores, deseando que Ella sea cada vez más conocida, amada y venerada. De hecho, constatamos con enorme regocijo que Ella es ya conocida y amada en los cinco continentes, donde nuestros misioneros han llevado su Imagen y han difundido su devoción. Así, por ejemplo, Ella es Patrona de Tayikistán, país cuya evangelización fue confiada a nuestro Instituto por San Juan Pablo II en 1997. También Ella es la titular de una parroquia en la periferia de Manila, en la popular barriada de Caloocan, atendida por nuestros misioneros desde hace años. También tiene su propia advocación en Papúa Nueva Guinea, donde llegó con los padres del Instituto y se la invoca como Nuestra Señora Reina del Paraíso. Y podríamos dar más ejemplos. A su materna intercesión atribuimos de modo particular, desde el inicio de la vida del Instituto, el siempre creciente número de vocaciones, como también su perseverancia y los frutos de nuestros apostolados.

A María de Luján, y por Ella a su divino Hijo, vaya todo nuestro amor y nuestra devoción. Ella es, en el decir del Papa Pío XII, “el fondo del alma grande del pueblo argentino”[3]. En realidad, María Santísima debe ser el “fondo del alma” de cada uno de sus hijos, pues Ella es el camino más perfecto para poder unirse a Jesucristo y llegar a ser en Él verdaderos hijos del Padre Celestial. Así lo enseña San Luis María Grignion de Montfort: “Dios Padre quiere formarse hijos por medio de María hasta la consumación del mundo […] También en la generación sobrenatural y espiritual hay un Padre, que es Dios, y una Madre, que es María.  Todos los verdaderos hijos de Dios y predestinados tienen a Dios por Padre y a María por Madre. Y quien no tenga a María por Madre, tampoco tiene a Dios por Padre”[4].

Por eso esta obra quiere ser para sus lectores un eco de la voz de Cristo que en la cruz nos señala a su Madre como nuestra Madre: He aquí a tu Madre (Jn 19, 27); al mismo tiempo que a Ella le dice he aquí a tu hijo (Jn 19, 26). Comentando este texto del evangelio decía San Juan Pablo Magno, precisamente en Luján: “Estas palabras pertenecen como a un testamento de nuestro Redentor. Aquel que con su cruz ha realizado el designio eterno del amor de Dios, que nos restituye en la cruz la dignidad de hijos adoptivos de Dios. Él mismo nos confía, en el momento culminante de su sacrificio, a su propia Madre como hijos. En efecto, creemos que la palabra he ahí a tu hijo se refiere no solo al único discípulo que ha perseverado junto a la cruz de su Maestro, sino también a todos los hombres. La tradición del santuario de Luján ha colocado estas palabras en el centro mismo de la liturgia, a cuya participación invita a todos los peregrinos. Es como si quisiera decir: aprended a mirar al misterio que constituye la gran perspectiva para los destinos del hombre sobre la tierra, y aun después de la muerte. Sabed ser también hijos e hijas de esta Madre, que Dios en su amor ha dado al propio Hijo como Madre. Aprended a mirar de esta manera, particularmente en los momentos difíciles y en las circunstancias de mayor responsabilidad; hacedlo así en este instante en que el obispo de Roma quiere estar entre vosotros como peregrino, rezando a los pies de la Madre de Dios en Luján, santuario de la nación argentina”[5].

A Ella, la Pura y Limpia Concepción del río Luján, encomendamos los frutos de la publicación de estas obras.

Roma, 8 de mayo de 2019, fiesta de Nuestra Señora de Luján.

    Los Editores

[1] En carta del 4 de octubre de 1885 al padre Salvaire, publicada por este autor en la introducción a su obra; en esta colección, volumen 2, tomo 1, págs. 13 y sigs.

[2] Decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del 25 de noviembre de 2011, Prot. N. 618/11/L.

[3] Radiomensaje del 12 de octubre de 1947 al Congreso Mariano Nacional de Argentina, AAS 39 (1947) pág. 628.

[4] Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen María, 29-30.

[5] Homilía durante la Santa Misa celebrada en el santuario de Luján, viernes 11 de junio de 1982, AAS 74 (1982) págs. 1046-1047.